martes, mayo 23, 2006

Mi llegada a casa

23 de mayo del 2006

Mami venia muy a menudo a visitarme junto con papi (aunque al principio me asustaba bastante, pero como mami le queria tanto, no tuve más remedio que ir acostumbrando a él...).
Los colegas no estaban mal pero al que más manía le tenía era a un yorky muy picajoso, que se pasaba el día a molestándome con sus ladridos; me llegó a incordiar tanto, que nos convertimos en enemigos declarados, a la que uno se acercaba al otro, nos dedicábamos bocados a diestro y siniestro.
Para que mami me llevara con ella (ya me había decidido y queria que ella fuera mi nueva mamá, ya que parecía que me iba a tratar mejor que la primera...): siempre llamaba su atención cuando llegaba (le ladraba con mi mejor voz y le dedicaba mis meneos de cola más variados) y por suerte, deshechó la idea de buscarme una familia, para acabar diciéndome que en cuanto pudiera, me llevaba a casa. ¡ Hurra, mi plan había surgido efecto!, aunque me tuve que pasar un año allí (con el miedo que tenía los perrazos grandes, me pusieron en un patio donde uno casi acaba conmigo); una noche a las tantas, mami me cogió y me llevó a casa, salvándome de una posible muerte....
Estaba yo hecho una piltrafilla canina, pero a mami no le importó que esa noche, durmiera acurrucadito en sus pies. Por fin estaba en casa y no pensaba marcharme tan fácilmente...
A la mañana siguiente, enseguida desperté a mami dándole los buenos días (hay que ser bien educado) y ella, me dijo que se tenía que marchar a trabajar, y que me quedaba con la abuela y Nina, la gata; no me gustó que me dejara solito con esas mujeres que no conocía de nada: de la gata huía pero la abuela, como me miraba con ojos piadosos, pensé que no estaria de más ser amable con ella... Por la noche llegaron papi y mi adorada mami, a la que le dediqué un ladrido de amor nada más verla y decidieron (ellos solos, ya que a mi no me pidieron la opinión...) que era hora de pasar por la ducha. No es que me encante que me limpien de orejas a rabo (hay zonas muy intimas, que uno prefiere hacerse él mismo...), pero la verdad es que me sentí mucho mejor después de este; incluso me pusieron un bonito arnés negro para que lo pudiera lucir en la calle. Me trataban de maravilla y en una semana, me convertí en el rey de la casa. Dos días después de mi llegada, a la loca de Nina se le cruzaron los cables y se lanzó contra mi, llena de rábia. La abuela y mami idearon la forma que pudiéramos vivir con cierta armonia, ya que Nina dejó claro que yo no le gustaba: como la casa es bastante grande, cada uno habitamos en una mitad de ella y una puerta, es nuestra frontera inquebrantable; ¡si uno de los dos la cruza, estalla la guerra!
Así fue la llegada a mi nuevo hogar, movidita eso si, pero con mucha ilusión.

1 comentario:

Efi (la gata naturalista) dijo...

Yujuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! ya estás en casa. Voy a seguir leyendo.